viernes, 19 de mayo de 2017

AQUÍ.





He quedado escondido entre cenizas
en la desolación de un país lleno de agujeros.
Abrazo al tiempo convertido en verdugo.
Muero, en el atardecer dulce de un instante
libre de tantas palabras de sangre.
Las calles palidecen y los desalientos
barren los huesos de los que ya se fueron.
Todo se disemina.
La nostalgia,
la gloria,
el muro que dividía la ciudad.
Mientras, en la sombra,
espero que alguien escuche
los lamentos dormidos de la brisa
que transporta,
las odas de los desaparecidos.




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